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Los días más obscuros de El Salvador: MS mató a un policía y a su hija de cuatro años

El Plan Control Territorial ejecutado por el gobierno del Presidente Nayib Bukele ha logrado una importante reducción de los homicidios; la población pide a los diputados que aprueben los recursos necesarios para que el Plan siga funcionando, en espera que los días de dolor que marcaron su historia no se repitan.

Walter Antonio Guardado era policía pero también era dueño de una tienda en el cantón El Cerro, municipio de Coatepeque, donde residía con su mujer y su hija de cuatro años. A la tienda de Walter llegaban mareros de la clica Normandi Locos Salvatruchas. Llegaban más que todo porque el policía vendía cervezas y tenía máquinas tragaperras.

Casi un mes antes de la masacre, los principales pandilleros del lugar le dieron la misión a uno de sus colaboradores de que “posteara” (vigilara) los movimientos del policía. Incluso, los pandilleros que se encargarían de asesinarlo, llegaron varias veces a la tienda de Walter Guardado para cerciorarse de los movimientos del agente.

Por aquellos días, Guardado estaba convaleciente de un accidente que había tenido en una pierna, por lo cual estaba incapacitado en su casa.

Al policía lo asesinaron porque la pandilla sospechó que por su culpa habían matado a dos pandilleros de esa misma clica: al Malilla y al Chino. Habría que matar al Garrobo (así le decían al policía) por estar “cagándoles el palo”, expresión que en la jerga de ese grupo criminal significa, ponerles el dedo o pasar informes a las autoridades.

Sin embargo, los pandilleros no solo mataron al policía, sino a tres personas que se conducían en el mismo vehículo que el agente policial. El policía fue interceptado cuando se conducía en un pick up de su propiedad, junto a su esposa, hija y un amigo.

El carro fue interceptado a poco de salir de la casa. Primero bajaron al policía a quien amarraron y luego condujeron hacia el lugar donde habían designado para matarlo. Luego hicieron que Maritza condujera el automotor hacia otro lugar, no muy distante, donde serían acribillados.

A pesar de que desde el momento en que fue interceptado, los pandilleros le dijeron al policía que lo matarían, este no opuso resistencia y tampoco intentó escapar.

A los pocos minutos de haber sido separado de su esposo, Maritza escuchó varios disparos. A los pocos minutos aparecieron el Chele Maynor y el Smayer. El primero dijo que no había que dejar testigos, que tenían que matar a todos.

Al escuchar eso, Maritza, la esposa del policía se echó a llorar y trató de llegar hasta la puerta del pick up donde estaba su hija y David, apodado el Mico. Fue entonces cuando el Chele Maynor le pegó el primer balazo; luego también disparó el Smayer.

El Willa o Ruleta le sugirió al Joly (cabecilla) que a la niña no la mataran. Pero éste le respondió con un insulto y le dijo que no tenían que dejar evidencias ni testigos. En ese mismo instante comenzó a dispararle a la niña y a David.

Así fue como la clica Normandi vengó la muerte del Malilla y del Chino: asesinando sin piedad a una niña de cuatro años, a la madre de esta y a un joven que nada más era amigo del policía de quien los pandilleros creyeron que tenía parte de responsabilidad en la muerte de sus dos compinches.

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