Bajo el modelo del Plan Control Territorial, los penales en El Salvador pasan por una transformación histórica.
Durante décadas, el sistema penitenciario de El Salvador emitía las órdenes de los asesinatos y crímenes más serios de la historia.
Los privados de libertad eran tratados con beneficios, sobre todo, los cabecillas de los grupos delincuenciales con más incidencia.
Todo eso cambió con la implementación del Plan Control Territorial, cuando desde un primer momento se recuperó el mando de las celdas y espacios penitenciarios.
Ahora las cárceles se mantienen libres de grafittis y los pandilleros han sido mezclados en las celdas, sin privilegios para nadie. Así, se controla la comunicación que se emitía hacia fuera.
El Gobierno de Nayib Bukele convirtió el Centro Penal de Chalatenango, un símbolo de inseguridad, en unas instalaciones disponibles para ser la nueva sede de la Universidad de El Salvador.
Además, bajo el proyecto emblema Cero Ocio, los privados de libertad tienen la oportunidad de rehabilitarse mientras aprenden y disminuyen sus años en prisión.
Todo esto sumado a la reducción histórica de homicidios, muestran los resultados sin precedentes del Plan Control Territorial.