Los habitantes de la capital de Haití se encuentran al borde del agotamiento debido a la escasez de combustible, luego de haber resistido un sismo, el asesinato del presidente, la violencia de las pandillas y secuestros masivos.
Las interrupciones a la entrega del combustible durante más de dos semanas, provocadas por bloqueos de pandillas y secuestros de los conductores de camiones de gasolina, han llevado a los residentes de Puerto Príncipe a una búsqueda desesperada de gasolina y diésel. Los combustibles son usados ampliamente para hacer funcionar generadores, los cuales se requieren debido a que el sistema eléctrico del país es poco confiable.
Las principales terminales de combustible del país están ubicadas en vecindarios controlados por pandillas, o en sus alrededores, como el de Martissant, La Saline y Cité Soleil, y se ha reportado que algunas pandillas han estado pidiendo pagos por extorsión para permitir el paso de los camiones de combustible.
Las pandillas se han convertido en una fuerza poderosa en Haití. Una de ellas secuestró recientemente a 17 miembros de un grupo misionero estadounidense, y se dio a conocer que exigió un rescate de un millón de dólares por persona para su liberación, advirtiendo que los rehenes serán asesinados si sus exigencias no son satisfechas. De momento no se sabe nada de su paradero.
Las pandillas también han secuestrado a cientos de haitianos, y el gobierno parece incapaz, o renuente, a enfrentarlas.
El país se encuentra fuertemente afectado por el asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio dentro de su residencia.
El sábado se llevaron a cabo protestas en el vecindario de Delmas, donde las gasolineras se han quedado sin combustible. La policía llegó y dispersó a las multitudes con disparos de advertencia de lo que parecían ser balas reales.
Algunas de las redes de telefonía celular del país sufrieron fallas debido a que se acabó el combustible para hacer funcionar los equipos de las torres de telefonía.
Las autoridades del hospital Saint Damien, el centro pediátrico más importante de la capital, indicaron que sólo les quedaba combustible para tres días para hacer funcionar los generadores que alimentan los respiradores y el equipo médico. El hospital puede operar en parte con energía solar, pero eso no brinda la electricidad suficiente para satisfacer todas sus necesidades.
Denso Gay, el director de proyectos del Saint Damien, dijo que la institución está atendiendo a dos pacientes con COVID-19 y también lleva a cabo cirugías urgentes, como cesáreas.
“Estoy muy preocupado”, comentó Gay. “La situación es muy grave”.
“El oxígeno depende de la electricidad. Si no tenemos electricidad para operar el oxígeno y el instrumental (médico), tendremos que suspender» la admisión de nuevos pacientes, advirtió.
Gay estima que los aproximadamente 5.670 litros (1.500 galones) de combustible restante en los tanques de reserva del hospital durarán apenas unos tres días más.
El hospital suele recibir entregas de unos 11.300 litros (3.000 galones) de combustible dos veces al mes.
“Contactamos a la compañía, y nos dijeron que no pueden hacer entregas, no pueden cruzar la ciudad debido al peligro que corren los conductores”, dijo Gay.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advirtió el domingo que “cientos de mujeres y niños que buscan atención de emergencia en los centros de salud corren el riesgo de morir si no se encuentran soluciones a la escasez de combustible que prevalece en Haití desde hace semanas debido a la inseguridad”.
Señaló que varios hospitales del país han enviado peticiones de ayuda directamente al UNICEF y a sus socios.
«Con la inseguridad que prevalece en Puerto Príncipe, las vidas de muchas mujeres en edad de procrear y de bebés recién nacidos están en peligro porque los hospitales que deberían prestarles atención vital no pueden funcionar normalmente por falta de combustible. Corren el riesgo de morir si los servicios de salud no pueden darles una atención adecuada”, dijo Raoul de Torcy, representante adjunto de UNICEF.
La agencia de la ONU señaló que había conseguido un contrato con un proveedor local para suministrar 37.800 litros (10.000 galones) de combustible a los hospitales de Puerto Príncipe y sus alrededores.
“Pero debido a la inseguridad, el proveedor declaró finalmente que no podía llevar el combustible a la capital haitiana, ni a otras provincias…. debido a que muchos conductores de camiones ya no aceptan circular por los caminos que atraviesan las zonas controladas por pandillas por temor a ser secuestrados y a que les quiten su camión”, indicó.
Mientras tanto, los residentes de la capital se encontraban en una búsqueda desesperada de combustible. Muchas gasolineras cierran durante varios días, y la escasez de combustible es tan grave que el director general de Digicel Haití anunció la semana pasada que 150 de sus 1.500 sucursales en el país no tenían diésel.
Cientos de manifestantes bloquearon caminos y quemaron neumáticos en Puerto Príncipe el jueves para protestar contra la grave escasez de combustible y el aumento de la inseguridad.
Alexandre Simon, profesor de inglés y francés, dijo que él y otros estaban protestando por las terribles condiciones de vida que enfrentan los haitianos.
“Hay mucha gente que no puede comer”, señaló. “No hay trabajo… Hay muchas cosas que no tenemos”.