Al mando de sus tractores, los granjeros holandeses han tomado esta semana carreteras de Países Bajos y han bloqueado centros de distribución en protesta por el previsible cierre de granjas para reducir emisiones de nitrógeno.
Esta crisis, que afectará además a la aviación o la construcción, pone a prueba al gobierno de Mark Rutte y se ha extendido a otros países como Alemania.
Algunos han acudido en convoy hasta La Haya para protestar frente a la sede del gobierno, otros han bloqueado centros de distribución de alimentos para supermercados con tractores e incluso un sofá y una mesa para pasar la protesta más cómodos. Ha sido una semana de acción en la que el sector agrícola amenazó con “paralizar” Países Bajos.
Decenas de agricultores han sido detenidos y se está investigando por qué la policía disparó contra un adolescente de 16 años, hijo de un granjero, durante una de las protestas. Los agentes aseguraron que estaba conduciendo un tractor contra la policía de forma amenazante y el abogado de la familia ha denunciado formalmente el polémico incidente. No planean tirar la toalla porque consideran que los planes del gobierno son excesivos: las emisiones a base de nitrógeno tendrán que disminuir del 12 al 95 por ciento en ciertas reservas naturales en los próximos años, según un mapa del Ministerio de Agricultura.
Hasta la fecha se prevé que todo Europa tenga desafíos ante la crisis de petróleo, alimentos y gas.