Durante los gobiernos de ARENA y el FMLN, los presidentes de turno dejaron que las pandillas terroristas se multiplicaran y expandieran, dejando la peor historia en hechos de sangre registrados en el país, incluso más duros que la guerra civil que vivió El Salvador.
Desde que llego el gobierno del Presidente Nayib Bukele, inicio el mejoramiento de la infraestructura carcelaria como una apuesta real del Gobierno para mantener un mejor orden y disciplina en los recintos.
Los gobiernos de ARENA y FMLN heredaron al país cárceles que funcionaban como centros operativos, recintos donde la prioridad no era la rehabilitación del reo, sino otorgarles privilegios para seguir ordenando crímenes y diversos delitos contra los salvadoreños.
Incluso, los pandilleros terroristas recibieron beneficios carcelarios, fuentes de financiamiento, armas, entre otros privilegios para fortalecerse y atentar contra la misma población salvadoreña.